miércoles, 15 de julio de 2009

ESPECIAL FAGO

FAGO. La sola mención de este nombre nos trae a la memoria al marica de Bilches y su compleja problemática vital. Y es que las teleseries morbosas sobre tragedias mundanas enganchan más que una partida de Tetris en el móvil esperando el autobús de clase. De larga tradición televisiva, estas dramatizaciones “basadas en hechos reales”, con cambios de nombres y escenarios, pero siempre protagonizadas por Connie Selleca, irrumpieron en nuestras sobremesas hasta el punto de convertirse en un “must have” de las tres de la tarde.
Trasmutadas en superproducciones televisivas, con lujo de efectos y emitidas en horario “prime time”, rebosan ahora de morbo cañí historias como “Padre Coraje”, “Soy El Solitario”, “Una bala para el Rey”, “Días sin luz” (sobre el “Caso Mari Luz”), “48 horas” (sobre Miguel Ángel Blanco) “23-F: El día más difícil del Rey”… joder, si hasta hicieron una del tío aquel que vio un atentado de la ETA y los persiguió con el coche. Esperamos con fruición la de “Marta del Castillo” y como no la de “El Concejal Bartolín”. Entretanto nos quedamos con Fago, no confundir con Fargo de los Hermanos Cohen, aunque el subtítulo le venga al pelo: “Ocurrió donde nunca pasa nada”.



Al grano, la llegada al pueblo nos pilló en plena discusión sobre la problemática de fumar dentro del coche:
- Joder, para aquí, o lo hecho por la ventanilla.
- Espera , coño, que paramos en ese pueblo de mierda.

Los faros del coche iluminaron el nombre de la leyenda, y enseguida comprendimos que nuestras vidas habían cambiado para siempre. Fago ya no eran imágenes proyectadas por el tubo de rayos catódicos sobre la pantalla de nuestro televisor, sino un escenario real con una calle empedrada, un río y UN AYUNTAMIENTO. Pese a lo que nos temíamos en un principio no nos encontramos con personas emboscadas en sus casas mirando con recelo desde las ventanas todo lo que pueda venir de fuera, sino que los parejas, niños y jóvenes que paseaban por las calles se tomaron con total naturalidad que forasteros se pusiesen a cocinar con su camping gas en mitad de un parque infantil.

Si bien la hurtar el cartel de la carretera "son ese tipo de cosas que pueden reventar una situación”, no podíamos abandonar aquel pueblo sin el testimonio gráfico pertinente. Después de una buena cena caliente dio comienzo la sesión de fotos de rigor.

A punto de ser descubiertos regresamos al coche. Mientras nos disponíamos a preparar los bártulos y Perotti tomaba las últimas instantáneas del lugar, apareció aquel personaje con el que sueña todo buen periodista: el jocoso parlanchín que, a modo de “storyteller”, te lo cuenta todo sin que tú le preguntes nada. Intentaremos hacer una transcripción de las frases de este sujeto (al que llamaremos para proteger su intimidad “Garganta Profunda”) que más nos llegaron al alma con ese acento mañico:



- Aquí no hay lobos, porque lo que sobran son las escopetas.
- Seguro que sabéis lo que pasó aquí, ¿no? Aquí se montó una muy gorda. Sí, que se cargaron al alcalde, jeje.
- Si veis toda esta calle de llena de celulares y de furgonetas de la televisión, con las “perambolicas” y todo eso, que en la ciudad no es raro pero en esta calle que es casi el pueblo entero…
- Andaban por aquí los periodistas, que son todos unos hijos de puta, pa ver si te ibas de la lengua, pero aquí nada, de nada.
- Si, esto es un sitio muy tranquilo, pero llama el morbo de los cojones.
- Si hicieron una película y todo. Lo que pasa es que era muy mala, y además ni la grabaron aquí, creo que la hicieron por Madrid o algo así. Sí, sí, el primer capítulo fue record de audiencia y la hostia. El resto ya no los vio nadie, porque los actores eran muy malos…
- Pues eso no es nada, andan ahora con lo del juicio, ya veréis cuando salga… menuda se va a montar.
- Aquí hace un poco de frío de noche pero con una buena moza al lado para dar calor.
- Aquí no hay muchos conejos pero sobran las pelotas.
- Bueno voy a ver lo que se cuece por ahí arriba y a echar un “traguico”.

Y la cosa no termina ahí. Preguntando al día siguiente por el bar del pueblo para desayunar, un lugareño nos contesto muy amablemente: “Na, no hay bar. Antes había un bar, pero ahora no hay ni bar ni dueños”.

Bueno, pataliebres, con esto, unas fotos del Ayuntamiento y unos fragmentos a la miniserie de Fago en el “tubo” os dejamos hasta el próximo capítulo. Y recordad, los principales fabricantes de lavavajillas recomiendan no tirar petardos en el interior de los electrodomésticos en marcha, pese a que resulte altamente divertido.







2 comentarios:

  1. Modernos con camisa rosa ofrecen mamada a Manuel en la Nigga Week.
    Sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas.

    Los gayos cantarían canciones de Black Sabbath en Fago, si de alcalde hubiesen tenido a Yul Brynner.

    Caminante no hay camino, se hace orín en la cuneta.

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  2. Osti tito Victor pareces un Jonan de Baraka!!!!
    Jjajajajajajajaja

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